Descartes propone la duda como método de conocimiento, que consiste en dudar de todos los conocimientos que no son evidentes, es decir que no se manifiestan a nuestro espíritu con toda claridad. Su objetivo es encontrar verdades que fueran ciertas. Es por ello que Descartes inicia este proceso estableciendo tres niveles de duda.
El primero: comenzó dudando de los sentidos, de errores típicos de percepción, de los que todos han sido víctimas.
El segundo: la similitud que existe entre el sueño y la realidad, en ocasiones nuestros sueños cuando dormimos pueden ser muy reales, que nos hacen creer estar despiertos. Descartes pensó en la posibilidad de que tal vez nuestra vida sea sólo un sueño, que no estamos viviendo despiertos.
Tercero: la razón nos engaña, Descartes dice que hay un genio maligno y que nos hace creer que algo es real cuando no lo es.
La duda metódica no es escepticismo, si no todo lo contrario, ya que busca la verdad, busca respuestas, y es por ello que se plantea tantas dudas, eso es lo que nos hace saber que estamos vivos las constantes dudas, la sed personal de respuestas.
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